Según cuenta la leyenda, un viejo peregrino se encontró un día un mono, un zorro y un conejo. El hombre, de avanzada edad, se encontraba agotado por su viaje lo cual le llevó a pedir a los tres animales, como favor, que le consiguiesen algo de comida.
El mono se subió a un árbol y recogió jugosas frutas, el zorro con su gran habilidad para cazar atrapó un ave y el conejo, con gran pesar, volvió con las manos vacías. Al ver al viejo con la cara triste y cansada, se sintió culpable. Recogió unas cuantas ramas y hojas secas, encendió una fogata y se lanzó dentro para ofrecerse a sí misma como alimento.
El viejo, conmovido ante el trágico sacrificio del pobre animal, reveló su verdadera identidad, era un Dios de gran poder, y enterró al conejo en la luna como monumento a su gesto de solidaridad. Es una historia de sacrificio y entrega que forma parte de la cultura japonesa. Por eso los conejos saltan tratando de alcanzar a su héroe que descansa en la luna. Según los japoneses si observamos bien la luna veremos que el conejo está creando Mochi, que es un dulce confeccionado con arroz.
3 comentarios:
Esto es lo quee más me gusta de Japón lo bien que cuidan su tradición y la cantidad de este tipo de mitos y leyendas que tienen y procuran no perder
Es una historia muy bonita y muy triste. Realmente son estas pequeñas "leyendas" lo que mas me atrae de la cultura japonesa, son cuentos que resultan simpáticos en cierto aspecto. Me ha recordado al cuento de los animales del zodiaco, no se por qué. A los japoneses les gusta mucho la creacion de estas pequeñas "fabulas".
La historia es asombrosamente similar a la del dios Quetzalcóatl (Mesoamérica) y el wonejo ende la luna.
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