Al hablar de los comienzos del sable, como de cualquier otra cosa, es inevitable que nos remitamos a la mitología. En el caso de Japón, la religión Shinto será la que primará sobre este aspecto. Por ello intentaré hacer un breve esbozo del génesis Shinto para poder entender mejor las circunstancias concretas que envuelven el origen de la espada*. Ante todo, hay que tener presente tres fuentes; dos de ellas literarias:
El Kojiki, el Nihon-Shoki y los cultos ancestrales a los elementos, junto con las culturas matriarcales neolíticas.
De todos ellos el más seguido será el Kojiki, el cual divide la creación en varios ciclos. En el primer ciclo (Kumi-Umi), se explica que el mundo es un caos, es como "un huevo batido" y se propone la necesidad de un orden, "separar la clara de la yema" (las aguas de la tierra). Con este propósito surgirá la llanura celeste o cuna de los dioses (Takamagarha ) y tres dioses: Ame no Minaka-Mushi (señor del centro del cielo), Taka-Minusubi (señor del crecimiento) y Kami-Musubi (señor de la creación divina). Todos eran asexuados. Luego, surgieron otras tres generaciones: Wu-Hitshi-Ni (señor de la madera), con su compañera, Oho-To-Tsi (señor del metal), con su compañera, y Omo-Taru (señor de la tierra), con su compañera. Aunque éstos tenían sexo, no tenían conciencia reproductora
Será en la séptima generación cuando surgirán dos muy especiales: Izanagi e Izanami ( Primer hombre y Primera Mujer ). Por ser los más jóvenes, serán enviados a la Tierra mediante el arco iris para ordenarlo todo. Irán armados con la lanza Amanonuboko (Nu-boko), que tenía forma de Wabashira, (en ocasiones asociada al naginata). Con ella tocaban las aguas formando islas sobre las que iban pisando. Finalmente se establecen y se plantean la descendencia; he aquí dos versiones posibles.
La del Kojiki narra cómo los dos dioses descubren sus cuerpos viendo Izanagi que al suyo le sobra algo, e Izanami, que al suyo le falta algo; entonces se proponen llenar lo que le falta a la diosa con lo que le sobra al dios.
Sin embargo, según el Nihon-Shoki, será la diosa la que lleve la iniciativa en el acto sexual, el resultado será un hijo deforme, que acabarán arrojando al mar. Al preguntar a los dioses el por qué, éstos les explicarán que en estos menesteres debe ser el hombre el que tome la iniciativa. Así lo hicieron y a partir de aquí nacieron los Kami (semidioses).
Siguiendo el Kojiki, Izanami comenzó a engendrar Kami: el del mar, el de la montaña... hasta que llegó el del fuego, que al nacer abrasó a la diosa. Izanagi, fuera de sí, bajó al reino de los muertos a recuperarla, pero debía esperar para verla. Su curiosidad no pudo más y entró a buscarla. Ella se enfadó y se produjo quizás, el primer "divorcio", quedándose Izanami con el inframundo, e Izanagi con la Tierra. Tras esto, el dios, desconsolado, se adentró en el mar para purificarse, y al hacerlo nacieron los dos Kami que más nos interesan: Amaterasu (Kami del sol) y Susano-Wo ( Kami del viento otoñal ).
El segundo ciclo se caracteriza por las peleas de éstos dos últimos, y es debido a una de las “gamberradas” de Susano-Wo el que Amaterasu se enfade y se encierre en una cueva dejando al mundo en la oscuridad. Al final, entre todos los Kami consiguen sacarla, pero ella exige que su hermano “gamberro” sea expulsado a la tierra de los hombres.
El tercer ciclo narra los viajes de Susano-Wo. En uno de ellos, se enamorará de una doncella acosada por un dragón multicefalo, al cual vencerá y descuartizará, hallando en su interior la primera espada: Ame No Murakumo Tsuragi (Espada de las nubes celestiales). Susano-Wo acabará casándose con la doncella y tendrá descendencia. La espada se la ofrecerá a su hermana Amaterasu, como símbolo de reconciliación, completando así los tres objetos fundacionales de Japón: El espejo de plata, otorgado por los altos y antiguos dioses, la espada divina, y la joya.
En esta primera toma de contacto, podemos distinguir ya la importancia de la espada. Mientras la lanza (símbolo fálico, sexual y terrenal) se usó para la creación, asociándola a lo caótico, al mundo sin formar, la espada (lo divino, celestial) presenta un símbolo de lo organizado y civilizado.
*Los términos espada y sable no son intercambiables, la utilización de cada uno responde a una finalidad concreta. Mientras que al hablar de espada debemos tener en mente aquella arma u objeto recto, de uno o dos filos (por ejemplo, la Tizona del Cid o la Ame No Murakumo Tsuragi), al referirnos al sable, debemos tener presente esa curvatura que efectuará la hoja en su progresiva evolución ( "El sable del coronel", o la Katana ).
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1 comentarios:
bieennnn por fin te ha dejado publicar ^^
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